Sacyl atendió el pasado verano a 224 personas por problemas de salud provocados por las altas temperaturas, de las que 46 requirieron un ingreso hospitalario, aunque no se registró ningún fallecimiento. El diagnóstico más frecuente, en un 77,2 por ciento de las consultas, fue el golpe de calor, según los datos recogidos por el sistema de información sobre las repercusiones en la salud de las temperaturas elevadas en Castilla y León, mecanismo que en el verano de 2012 contabilizó 180 asistencias y 32 ingresos.
En total, las asistencias sanitarias derivadas de las olas de calor el pasado verano fueron 229, de las que más de la mitad, 126, se registraron en el mes de julio y, con mucha incidencia, en la primera quincena, donde se alcanzaron las 85. En agosto fueron 55, en el mes de junio 42 y en septiembre 6. Por provincias, Valladolid se situó a la cabeza con 51 consultas, seguida de Burgos con 39, León (33), Salamanca (30), Palencia (22), Ávila (20), Zamora (16), Segovia (11), y Soria (7).
Los pacientes de una de cada cuatro consultas sufrían una patología previa -59 casos-, siendo la más frecuente la enfermedad cardiovascular (27 casos), seguida de la enfermedad endocrino-metabólica (21 casos) y la enfermedad mental (3). Se declaró específicamente la ausencia de patología previa en 77 casos (34,4 por ciento).
El 65,2 por ciento de los atendidos fueron hombres (146 casos), con una media de edad de 42,9 años, mientras que en las mujeres atendidas la edad media fue de 45,6. Además, el 58,8 por ciento de los pacientes eran adultos y algo más de una cuarta parte mayores de 65 años, mientras el 16,1 por ciento eran menores de 14 años.
Además de calambres, producidos por la pérdida de sales minerales, de agotamiento y deshidratación, el diagnóstico más común derivado de una exposición prolongada a altas temperaturas es el golpe de calor, que se manifiesta con nauseas, vómitos, dolor de cabeza, piel caliente y enrojecida, aumento de la temperatura corporal por encima de 40 grados, inestabilidad al andar, mareos, pudiendo llegar a tener convulsiones y coma.
Ante estos casos y tras alertar al Servicios de Emergencia 112, desde la Consejería de Sanidad se recomienda colocar al enfermo a la sombra, quitarle la ropa y, en el caso de que esté consciente, colocarle con la cabeza ligeramente elevada y ofrecerle abundante agua, además de refrescarle con agua o hielo la cara y las axilas. En caso de que pierda el conocimiento, se debe colocar tumbando con las piernas flexionadas y en ningún caso se le deben intentar dar líquidos.
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